A las puertas del abismo
"El hombre superior es persistente en el camino cierto, y no sólo persistente."
– Confucio
No se porqué. Pero me es muy habitual tener flashes de este tipo cuando algo me está haciendo pensar con cierta fijación. Por lo menos a mí me ocurre. Son varios días dándole al coco con el asunto de la crisis del PP y las distintas actitudes públicas de sus dirigentes (las privadas son más importantes y menos conocidas) y la correspondiente repercusión en el país y creo que el Sr. Rajoy conoce la máxima de Confucio y la está aplicando hasta las últimas consecuencias. Con lo que ello conlleva de autoestima, decisión y catarsis en la debacle colectiva (anunciada). Al tiempo. Las claves de la "politikós" en la que está inmerso sólo se entiende desde la visión edulcorada del confucionismo.
Y de ahí me marcho a lo más cercano. Siguiendo con las teorías y las definiciones. La práctica política presente es de carácter instrumental (medio para conseguir un logro personal) en vez de una labor de servicio hacia el pueblo ("asociación basada en el consentimiento del derecho y en la comunidad de intereses", según Cicerón). Y esa es la imagen que está quedando del PSR-PSOE estos días, lucha o combate de individuos y grupos para conquistar el poder que los vencedores usarían en su provecho (definición de política de Maurice Duverger). Cuatro individuos "buscándose el cocido" para los próximos años y que les quiten lo bailado. Eso sí, con alguna que otra indirecta para que todo el mundo sepa que no se mojan por nadie. Alguno incluso no tiene el menor reparo en dejarse ver con sus contrincantes presuntos sonriendo para que le admiren por su poderío y capacidad de aglutinar (o por resaltar su superior visión desde su superior altura). Y otros trasvasados ¿escondidos y al acecho? que a pesar del daño causado en el piso de enfrente de su comunidad aún aspiran a más. Y en ese piso de enfrente ¿quedan acechantes?, ¿la cacharrería es suficiente para los elefantes de turno o se ha extinguido la especie?. No tengo yo claro que se deban inmiscuir en las cuitas de los vecinos (!ya no familia¡).
© José Antonio Ferrández
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