A vista de pájaro rasante (estrellado)

La secuencia de comentarios de militantes socialistas es razonablemente entendible desde la rabia y el desconcierto pero ............ no tiene nada que ver con la premisa utilizada por algunos - especialmente (casi)electos de perfil medio - de culpar a los recientes movimientos sociales.

Sería erróneo (política y matemáticamente) echar balones fuera y cargar las responsabilidades de la organización PSOE en el resultado de las elecciones sobre los hombros de algo tan etéreo como "Democracia Real YA" o "15-M". Es más, gran cantidad de seguidores de esas iniciativas fue a votar pero no pudieron influir tanto como todos aquellos (cientos y cientos de miles) que no fueron o votaron al PP, a IU, incluso a UPyD o en blanco.

Es cuestión de números. Una diferencia de más de 2 millones de votos no se explica con una acampada en la Puerta del Sol. Por mucho que a algunos aspirantes a concejales les apetezca denunciar.

Y sin embargo ¿no deseaban estar sentados en esas plazas debatiendo sobre Sócrates, sofistas, Kant, Marx, Keynes, libertad, anarquía, Hegel, Freud, biotecnología, la partícula de dios, o ……………….. ?

No. No se trata de eso.

La política económica (im)puesta en práctica por el gobierno de JL Rodríguez Zapatero y consentida por el partido que le sustenta, siguiendo los dictados de EEUU, Alemania y el FMI y MAFO ha sido errónea, mal gestionada y peor publicitada. No ha sido política progresista, ni mucho menos de izquierdas. Ahora, además del trabajo hecho, se le deja el camino diáfano al poder al PP. Poder ....... seguir haciendo más de lo mismo.

Con curiosas situaciones añadidas; como la reforma laboral casi está terminada a golpe de decreto podrán dedicarse a desmontar lo público para recuperar fondos que colocar en procesos inmobiliarios de todo tipo que permita ganar un pastón a unos pocos, mientras los que iban a sentarse a las plazas del pueblo siguen sin futuro, sin ilusiones sin ..................... O sea, como los aprendices de brujo que no han pillado escaño: ¡Indignados!

© José Antonio Ferrández