Otro adiós
Mi inspector de policía favorito ha quedado varado en la orilla de la vida de su creador. Pobre Wallander, nunca llegaremos a leer cómo consigue salvar a su país y al mundo de todas las injusticias sociales que le acechan. Ni tampoco como da un poco de justicia a las víctimas de los crímenes ordinarios y extraordinarios que podría investigar. Ni cómo todo ello le multiplica las arrugas de su rostro, las canas de su ya ralo pelo y otras cicatrices más dolorosas en su corazón. Por no hablar de su hígado ............. Lo malo de no tener tiempo para ver las noticias al día es que te enteras de estos asuntos con diez días de retraso.
DEP
© José Antonio Ferrández
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