Es increíble lo estúpidos que pueden ser los comportamientos humanos (acciones meditadas o reacciones espontáneas) cuando tienen que opinar sobre acontecimientos (extra)ordinarios en su vida cotidiana, social especialmente. Ojo, no digo que los humanos seamos estúpidos, que podría pero yo estoy incluido, sino que su actitud cuando tienen que enfrentarse o afrontar acontecimientos que, creen, pueden afectar a su vida diaria, está demasiado condicionada por los instintos y poco regulada por la reflexión. Estos días, desde el pueblo más pequeño a las capitales españolas, aparecen reacciones totalmente exacerbadas y desentonadas, sin criterio ni argumentación, contra el dirigente que se ha atrevido a dar un paso adelante en su idea de lo que debe hacer su partido para el bien del país. Pero son más abundantes, agárrense los machos, las que surgen de las filas del mismo partido que dirige el mencionado. Y más vitriólicas. Este país es un circo sin gracia, sin inteligencia, dado