Infelices en la política
Es increíble lo estúpidos que pueden ser los comportamientos humanos (acciones meditadas o reacciones espontáneas) cuando tienen que opinar sobre acontecimientos (extra)ordinarios en su vida cotidiana, social especialmente.
Ojo, no digo que los humanos seamos estúpidos, que podría pero yo estoy incluido, sino que su actitud cuando tienen que enfrentarse o afrontar acontecimientos que, creen, pueden afectar a su vida diaria, está demasiado condicionada por los instintos y poco regulada por la reflexión.
Estos días, desde el pueblo más pequeño a las capitales españolas, aparecen reacciones totalmente exacerbadas y desentonadas, sin criterio ni argumentación, contra el dirigente que se ha atrevido a dar un paso adelante en su idea de lo que debe hacer su partido para el bien del país. Pero son más abundantes, agárrense los machos, las que surgen de las filas del mismo partido que dirige el mencionado. Y más vitriólicas.
Este país es un circo sin gracia, sin inteligencia, dado al revanchismo y la descalificación personal, especialmente cuando no nos vemos en la lista de premiados. Hasta somos capaces de renegar de ideología, si alguna vez la tuvimos, con tal de poner palos en las ruedas del compañero de viaje que nos incomode o no nos atienda.
Parece que solo somos felices cuando estamos en la oposición. O ejerciendo de perro del hortelano.
El enlace es asintomático, pero en provincias es mucho peor:
Eso sí, siempre habrá quién te supere estando en la zona de confort del análisis simplista de la evolución. Lo de Trench y De Prada es para mear y no echar gota:
Y si nos vamos al exterior ya te cagas. Trump perdonando a alguien que ni siquiera llegó a ser culpabilizado. Supongo que el hecho de tratarse de un ciudadano negro y famoso cree que le reportará algún rédito:
© José Antonio Ferrández
Comentarios
Publicar un comentario