Invasión de contenidos
En algún momento de la evolución (audiovisual, entendámonos) se ha producido un giro argumental incontrolado que aún no somos capaces de procesar adecuadamente. En lo que se refiere a la clasificación por géneros cinematográficos (se entiende) se ha producido un corrimiento de tierras marcado por el devenir de la sociedad y sus ritmos circadianos. El reconocimiento de movimientos sociales y/o sociológicos de la actualidad nos está llevando a una pérdida de identidad de la cultura cinematográfica y televisiva. No es nuevo (acordaros de "Brokewack Mountain") pero tampoco eso justifica la situación. Y "Philadelphia" es más antigua pero pasaba desapercibida porque el primer plano estaba en el drama personal por la enfermedad no en el proceso legal por despido improcedente. Pero si pretendo hacer una peli del oeste, o de terror, o de ciencia ficción, o un thriller, o de aventuras, lo que menos afecta al argumento, y por supuesto al guión, es la idiosincrasia personal de sus personajes. Y a quien menos le preocupa es al espectador sincero. Aquél a quien no le importa lo que cada uno haga en su alcoba. Ni con quien lo haga. Ni va a juzgar a nadie por ello. Aunque, claro estoy refiriéndome a mí y gente como yo; no al puritano W.A.S.P. que se permite espiar a su vecino por la ventana y luego denunciarlo porque está bañando a sus hijos/as y la autoridad competente le acepta la denuncia y procesa al vecino y no al mirón.
Por eso entono el mea culpa en lo que se refiere a mi error al dejarme llevar por cierta promoción de una serie de TV que decía ser de "Ciencia-Ficción" y ha resultado ser un batiburrillo de dramas sobre el racismo, sobre el bullyng, sobre el T.E.P.T., sobre la infidelidad, sobre los techos de cristal, sobre las fobias de género, sobre la soledad, etc (por cierto todas ellas enmarcadas en un estrato muy concreto: social, de edad, de nacionalidad, de sexo) que posiblemente hubiese visto igual pero no engañado. Y dado el engaño el resultado sobre lo que he visto resulta desalentador.
En algún momento, quienes tienen la responsabilidad de hacer visibles los problemas sociales mediante la ficción han creído que los espectadores son idiotas y les pueden colar mijo por arroz. O simplemente forman parte de ese grupo social heterogéneo acomplejado que no es capaz de entender que la sociedad siempre irá por delante de los individuos. Y que una cosa es legislar pausada y racionalmente y otra muy distinta pretender que el más directo descendiente de Cro-Magnon se convenza por arte y ensayo de que lo de "la mujer, la pata quebrada y en casa" no es de recibo. Ójala fuese tan fácil.
Pero, a lo que iba. "Invasión" carece de cualquier incentivo para entretener como la serie de "ciencia-ficción" que han vendido. En cambio es un verdadero "hub" de exposición de todos los males que nuestra sociedad pretende erradicar y que enumeraba más arriba. Por eso su realización resulta descorazonadora, y a la postre inservible para lo que pretende (que no es entretener): enseñar a los presuntos espectadores. Los aficionados al género vendido acabarán desengañados y los que casualmente se asomen a ella por que han leído algo mínimamente engañoso sobre la historia la abandonaran por demasiada prolijidad en sus exposiciones (tramas).
Y los admiradores de Sam Neill juraremos en hebreo por el uso tan fraudulento de su nombre en la promoción.
Pero, a lo que iba. "Invasión" carece de cualquier incentivo para entretener como la serie de "ciencia-ficción" que han vendido. En cambio es un verdadero "hub" de exposición de todos los males que nuestra sociedad pretende erradicar y que enumeraba más arriba. Por eso su realización resulta descorazonadora, y a la postre inservible para lo que pretende (que no es entretener): enseñar a los presuntos espectadores. Los aficionados al género vendido acabarán desengañados y los que casualmente se asomen a ella por que han leído algo mínimamente engañoso sobre la historia la abandonaran por demasiada prolijidad en sus exposiciones (tramas).
Y los admiradores de Sam Neill juraremos en hebreo por el uso tan fraudulento de su nombre en la promoción.
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